Cuba y el ron han sido inseparables desde tiempos inmemoriales. Esta pequeña isla caribeña, con sus vastos campos de caña de azúcar y su clima tropical, ha sido cuna de algunas de las marcas de ron más icónicas y renombradas del mundo. Pero más allá de la botella, el ron representa una parte intrínseca de la identidad y cultura cubanas, siendo el espirituoso que ha presenciado incontables celebraciones, momentos históricos y el simple disfrute cotidiano de la vida.
La industria del ron en Cuba no es solo una cuestión de negocios o producción. Es una danza delicada de tradición, innovación y pasión, que ha llevado al ron cubano a ser reconocido internacionalmente por su calidad y sabor distintivo. Los bares de ron, por su parte, son santuarios donde esta bebida es elevada a la categoría de arte, lugares donde cada sorbo cuenta una historia y cada trago evoca una emoción.
La historia del ron cubano se entrelaza con la del Nuevo Mundo. Cuando los colonizadores españoles trajeron la caña de azúcar a la isla en el siglo XVI, pronto descubrieron que el clima cálido y húmedo de Cuba ofrecía las condiciones ideales para su cultivo. Aunque inicialmente la caña se destinaba a producir azúcar, no pasó mucho tiempo hasta que los cubanos comenzaron a fermentar el jugo de caña para producir “aguardiente”, un precursor del ron moderno.
A lo largo de los siglos, el proceso de producción se refinó y perfeccionó. Las destilerías cubanas comenzaron a utilizar barriles de roble para envejecer el destilado, lo que le confería al ron su característico sabor suave y sus notas de vainilla y caramelo. Con el tiempo, el ron pasó de ser una bebida rústica a un espirituoso elegante y sofisticado, venerado tanto por la aristocracia como por el pueblo.
La revolución industrial del siglo XIX trajo consigo nuevas tecnologías y técnicas de destilación, lo que permitió a Cuba consolidarse como uno de los principales productores de ron de calidad premium en el mundo. Las marcas icónicas, como Havana Club y Santiago de Cuba, se establecieron y se convirtieron en símbolos de la excelencia del ron cubano.
La década de 1950 fue, sin duda, la Edad de Oro de los bares de ron en Cuba. La Habana, en particular, era el epicentro del glamour y la sofisticación, y sus bares y clubes nocturnos eran frecuentados por celebridades, artistas y escritores de renombre internacional. Bares como La Bodeguita del Medio y El Floridita no eran sólo lugares para beber: eran escenarios donde se forjaban historias, se cerraban negocios y se creaban leyendas.
Ernest Hemingway, el célebre escritor estadounidense, fue un asiduo de estos bares, consolidando su fama y legado en la cultura cubana. Pero más allá de las luces brillantes y las celebridades, estos bares eran la encarnación de una época dorada en la que el ron cubano y la música se fusionaron para crear una experiencia única e inolvidable.
Sin embargo, con la revolución cubana de 1959 y el subsiguiente embargo estadounidense, la industria del ron y los bares enfrentaron desafíos sin precedentes. Pero, a pesar de las adversidades, el espíritu y la tradición del ron cubano perduraron, y hoy, esos mismos bares, repletos de historia y carácter, siguen siendo testigos de la pasión de Cuba por su destilado nacional.
Fuente: Expedia
Situada en el corazón de la vieja Habana, La Bodeguita del Medio es mucho más que un bar: es una cápsula del tiempo que transporta a sus visitantes a la Cuba de antaño. Desde su fundación en 1942, este rincón ha sido testigo de innumerables historias, debates y encuentros entre personalidades de todas partes del mundo.
Desde el momento en que uno cruza su umbral, se percibe un ambiente cargado de autenticidad. Sus paredes, repletas de firmas y dedicatorias de quienes lo han visitado, hablan de la estima y cariño que despierta este establecimiento. No es raro encontrar entre ellas nombres de famosos, como el de Ernest Hemingway, quien afirmó que La Bodeguita servía el mejor mojito de la ciudad.
Lo que hace verdaderamente especial a La Bodeguita del Medio es su compromiso inquebrantable con la tradición. Aquí, el ron se sirve con reverencia, y cada cóctel es una celebración del legado cubano. El bullicio de las conversaciones, el sonido de la música en vivo y el aroma del ron y la menta se combinan para crear una experiencia que encarna el espíritu de La Habana.
Además, su menú de rones es una oda a la variedad y riqueza del destilado cubano. Desde rones jóvenes hasta añejos, cada botella cuenta una historia diferente, pero todas comparten una cualidad: la excelencia.
Fuente: Coqtail Milano
Si La Bodeguita del Medio es famosa por su mojito, El Floridita ostenta con orgullo el título del reino del daiquiri. Ubicado en la esquina de Obispo y Monserrate, este elegante y sofisticado bar es otra de las joyas imperdibles de la vieja Habana.
Fundado en 1817 con el nombre original de “La Piña de Plata”, El Floridita ha sido, desde sus inicios, un refugio para los amantes del buen beber. Pero fue en los años 30 del siglo XX cuando el bar alcanzó renombre internacional, gracias en parte a su célebre cliente: Ernest Hemingway. El escritor, quien residía cerca en el Hotel Ambos Mundos, encontró en El Floridita el lugar perfecto para escapar del calor caribeño y deleitarse con un refrescante daiquiri. Se dice que Hemingway tenía su propia variante del cóctel, llamado “Daiquiri Papa Hemingway”, una versión sin azúcar y con doble porción de ron.
La decoración del bar, con sus asientos de cuero rojo, su barra de caoba y sus espejos antiguos, evoca la época dorada de La Habana, cuando artistas, escritores y estrellas de cine acudían a la ciudad en busca de inspiración y diversión. Las fotos y memorias de Hemingway adornan el establecimiento, haciendo de El Floridita un tributo vivo al escritor y su amor por Cuba y su ron.
Lo que realmente distingue a El Floridita, aparte de su rica historia, es su maestría en la mixología. Aquí, el daiquiri no es solo un cóctel, sino una obra de arte. El balance perfecto entre el ron, el limón y el azúcar convierte a cada trago en una explosión de sabor, frescura y tradición.
Fuente: Tripadvisor
En medio de las callejuelas empedradas y los edificios coloniales de La Habana, emerge una joya contemporánea que está redefiniendo la escena del ron en Cuba: La Casa del Ron. Este establecimiento, con su diseño vanguardista y su enfoque innovador, representa la evolución del ron cubano, fusionando tradiciones ancestrales con las tendencias más modernas del mundo coctelero.
Desde su fachada, La Casa del Ron se distingue del resto. Su diseño, que combina elementos industriales con toques caribeños, es un reflejo de su filosofía: rendir homenaje al pasado mientras se mira con esperanza hacia el futuro. Las grandes ventanas de cristal permiten a los transeúntes echar un vistazo al interior, donde barricas de roble conviven con estanterías llenas de botellas de ron de diseño moderno y minimalista.
El menú de La Casa del Ron es tan variado como sorprendente. Aunque el ron sigue siendo el protagonista, el bar no teme experimentar con ingredientes y técnicas de todo el mundo. Desde daiquiris con espuma de maracuyá hasta mojitos con esferificaciones de menta, cada cóctel es una muestra de la creatividad y pasión que caracterizan a este establecimiento.
Pero más allá de su menú, lo que verdaderamente hace especial a La Casa del Ron es su compromiso con la educación y la cultura del ron. El bar ofrece catas, talleres y masterclasses para aquellos interesados en profundizar sus conocimientos sobre este espirituoso. Además, colabora activamente con destilerías locales y artesanos para fomentar una cultura del ron sostenible y consciente.
La Casa del Ron es, sin duda, un testimonio de que la tradición y la modernidad no solo pueden coexistir, sino también enriquecerse mutuamente. Es un recordatorio de que, aunque el ron cubano tiene raíces profundas en el pasado, su futuro es tan brillante y emocionante como un trago recién preparado en la barra de este innovador establecimiento.
En un rincón discreto de La Habana, alejado del bullicio turístico, se esconde un establecimiento que combina la magia de la leyenda con el arte de la mixología: La Taberna de los Piratas. Este bar temático, que rememora la era en la que corsarios y bucaneros surcaban las aguas caribeñas, es un tributo a una época repleta de aventuras, misterios y, por supuesto, ron.
Desde el primer momento, el ambiente de La Taberna sumerge a los visitantes en un viaje en el tiempo. Faroles oscilantes, mapas antiguos, barriles de madera y redes colgantes decoran el interior, creando una atmósfera evocadora de las viejas tabernas portuarias. Rumores sobre tesoros escondidos y misteriosas botellas rescatadas de naufragios añaden un toque de misterio y encanto al lugar.
Pero lo que realmente distingue a La Taberna de los Piratas es su menú de bebidas. Inspirados en las recetas y leyendas de la época, los cócteles son una fusión de tradición y creatividad. El “Saqueo del Caribe”, por ejemplo, es una mezcla audaz de ron añejo, jugo de frutas tropicales y un toque de picante, mientras que el “Beso de la Sirena” combina ron blanco con notas cítricas y un acabado burbujeante, evocando el frescor del océano.
Más allá de los cócteles, La Taberna ofrece una selección de rones raros y exquisitos, algunos de los cuales, según la leyenda, provienen de botellas recuperadas de antiguos naufragios. Estos rones, servidos en vasos tallados a mano, ofrecen una experiencia degustativa única, uniendo el sabor del destilado con la rica historia de la región.
El Hotel Nacional de Cuba, con su majestuosa silueta que domina el Malecón habanero, es un emblema de elegancia, historia y cultura. Y en su interior, su bar es la encarnación perfecta de esa tradición de glamour y sofisticación que ha hecho del hotel un punto de referencia en La Habana desde 1930.
Desde su inauguración, el Bar del Hotel Nacional ha sido sinónimo de clase y distinción. Con sus techos altos, candelabros de cristal, y paredes adornadas con fotografías en blanco y negro de celebridades y dignatarios que lo han visitado, el bar exuda una atmósfera de opulencia atemporal. Cada rincón del establecimiento cuenta una historia, cada sillón ha sido testigo de conversaciones susurradas entre líderes mundiales, estrellas de cine y literatos.
Pero más allá de su estética impecable, el Bar del Hotel Nacional es un templo del ron y la coctelería. Su carta ofrece una impresionante selección de rones cubanos, desde los más conocidos hasta rarezas que son difíciles de encontrar incluso en la isla. La habilidad de los bartenders del hotel, muchos de los cuales han servido en el bar por décadas, es legendaria. Sus manos expertas crean cócteles clásicos como el “Cubalibre” y el “Presidente” con una maestría que solo viene con años de experiencia.
Una de las ofertas más emblemáticas del bar es el “Cóctel Nacional”, una mezcla sublime de ron añejo, jugo de piña y granadina, que evoca los sabores y aromas del trópico.
Visitar el Bar del Hotel Nacional es sumergirse en una era de glamour y elegancia, donde la tradición coctelera cubana se celebra en su máxima expresión. Es un lugar donde el pasado y el presente convergen, y donde cada trago es un brindis por la rica historia y cultura de Cuba. En resumen, es una experiencia ineludible para cualquier visitante que busque entender y saborear el verdadero espíritu del ron cubano.
El ron cubano es más que una bebida; es una expresión de la cultura, historia y pasión de la isla. Apreciar realmente su sabor y complejidad requiere algo más que simplemente beberlo. A continuación, te ofrecemos algunas recomendaciones para que degustes el ron como un verdadero cubano.
1. Observa el Color: Antes de probar, observa el ron contra la luz. Los rones más jóvenes tienden a ser más claros, mientras que los rones añejos tienen tonos más oscuros y ricos.
2. Agita y Huele: Gira suavemente el ron en la copa. Esto permite que los aromas se liberen. Acércalo a tu nariz e inhala profundamente. Los rones de calidad ofrecen una variedad de aromas, desde notas frutales hasta toques de madera y caramelo.
3. Sabor en Etapas: Al tomar un sorbo, permite que el ron recorra toda tu boca. Inicialmente, puedes notar sabores dulces o frutales. Luego, al dejarlo reposar en el paladar, podrían emerger notas más complejas como tabaco, especias o chocolate.
4. Aprecia el Final: El sabor que permanece en tu boca después de tragar es conocido como el “final”. Un buen ron tendrá un final largo y satisfactorio que te invitará a seguir degustando.
5. Agua entre Catas: Si estás probando varios rones, es una buena idea beber agua entre ellos. Esto limpiará tu paladar y te permitirá apreciar mejor las diferencias entre cada ron.
1. Chocolate Oscuro: Un ron añejo y un trozo de chocolate oscuro son una combinación celestial. Las notas ricas y complejas de ambos se complementan a la perfección.
2. Frutas Tropicales: Las notas dulces y cítricas de frutas como el mango, la piña o la guayaba pueden realzar y complementar los sabores de un ron más joven.
3. Quesos Añejos: Un queso curado o un queso azul pueden ofrecer un contrapunto interesante a la dulzura del ron, creando un equilibrio en el paladar.
4. Frutos Secos: Almendras, nueces o cacahuetes tostados son snacks simples que acompañan muy bien al ron, especialmente si estás buscando un maridaje que no compita demasiado con el sabor del destilado.
5. Tostadas de Plátano: Un snack popular en Cuba, las tostadas de plátano salado ofrecen un contraste delicioso con la dulzura inherente del ron.
Para apreciar realmente el ron cubano, es importante tomarse el tiempo de saborear y reflexionar sobre lo que estás degustando. Con los maridajes adecuados y un enfoque atento, descubrirás la rica tapestry de sabores y sensaciones que este espirituoso tiene para ofrecer.
El ron, más que cualquier otro destilado, está intrínsecamente ligado al alma y la historia de Cuba. Desde los vastos campos de caña de azúcar que se mecen con el viento tropical hasta las destilerías que han perfeccionado su arte durante siglos, esta bebida es un testimonio líquido de la pasión, la resistencia y la creatividad del pueblo cubano.
Los bares de ron, con sus historias, leyendas y atmósferas únicas, son ventanas a diferentes épocas y facetas de la vida cubana. Ya sea en una taberna que evoca las hazañas de los piratas de antaño, en un elegante bar de hotel que ha sido testigo de las conversaciones de celebridades y líderes mundiales, o en un moderno establecimiento que redefine la coctelería, cada uno ofrece una experiencia singular y auténtica.
Disfrutar de un ron en Cuba no es simplemente saborear una bebida; es conectarse con una tradición y un legado. Es sentir en el paladar las notas de la madera, el tiempo y la tierra. Es entender, aunque sea brevemente, la esencia de una nación que, a pesar de los desafíos y adversidades, ha sabido destilar su espíritu en una copa.
Así que, ya sea que seas un aficionado al ron o simplemente un viajero en busca de experiencias auténticas, te invitamos a sumergirte en el mundo de los bares de ron cubanos. Porque no hay mejor lugar para entender y apreciar esta bebida que en su tierra natal, rodeado del ritmo, calor y hospitalidad que solo Cuba puede ofrecer.
2. Cuba Travel
3. PUNCH
6. El Floridita
Imagen destacada: OpenTable
As the holiday season approaches, finding the perfect gift for the rum enthusiast in your…
Inspired by Punch.com’s feature by Chloe Frechette, here’s why Planteray Cut & Dry is changing…
Danilo Tersigni is a seasoned entrepreneur and spirits expert with over 15 years of experience…
Myers’s Rum, the renowned Jamaican dark rum brand, launched two innovative collections featuring rum aged…
El mercado estadounidense, conocido por su exigencia, está abriendo sus puertas a varios licores venezolanos,…
As Cambodia’s first rum distillery, Samai has introduced cane spirits to a market dominated by…